viernes, 28 de mayo de 2010

Un cielo inmenso, reluciente, pleno de vientos y trinos, de la gloria de los amaneceres y la languidez reflexiva de los atardeceres, de algodón amontonado y vaporosa gasa tenue, de lentas mareas de estrellas, del oleaje impetuoso de las tormentas, del latido del Universo, de la danza de los planetas, del esplendor de los cometas, de la frescura nacarada del rocío matinal, del torbellino rumoroso de las hojas que han huido de sus árboles para vivir una aventura, del silencio del mundo y la vida.

Eso es la libertad.

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